Hola y primeras reflexiones.
Me llamo E. y anoche fui a un cumpleaños a cincuenta kilómetros de casa y tuve que volverme en el último autobús que era a las once de la noche. Hoy han compartido las imágenes de la fiesta y de la tarta y todas se hicieron cuando yo ya me había ido y eso me hizo sentir como si yo no hubiera estado. Hoy estaré en casa sola y he pensado que debería sacarle partido a ese tiempo y una de las cosas que más me gustan es escribir, así que me he puesto una una mandarina (resfriado; vitamina c), una tostada con crema de cacahuete (me costó siete euros en una tienda orgánica de Madrid, anteayer, y ya llevo más de la mitad engullida) y una taza de café caliente al lado (muy de serie americana) y el portátil delante y aquí estoy. Muchos de mis amigos de boda hoy y yo abriéndome un blog. Tan de hace diez años.
Hace varios años tenía un blog donde hablaba de mis inicios como profesora y de mis viajes y de mi año en Francia. Hoy ya soy treintañera y me gustaría seguir escribiendo. Las redes sociales han evolucionado desde entonces y también la vida de mis amigos y de la gente de mi edad. He visto que el estilo que usaba por aquel entonces para escribir no era tan original como pensaba, sino que era el de típica-veinteañera-universitaria-que-viaja-y-lee-o-eso-se-cree, así que ahora usaré el "stream of consciousness" y punto. Al fin y al cabo solo quiero reflejar lo que piensa una persona de mi edad y mis circunstancias en este lugar y en este momento. Si alguna vez este blog llega a ser comunidad me gustaría que fuera de apoyo, no de debate. La vida de la gente de mi edad ha evolucionado y estoy en una época en la que nos encontramos ante encrucijadas que marcarán el resto de nuestra vida.
Diciembre es un mes que siempre digo que no me gusta porque es frío, oscuro y los árboles ya han perdido sus hojas, pero extrañamente es un mes en el que siempre estoy tranquila y feliz (y un poco consumista; puede que eso contribuya a que esté tranquila y feliz). La casa está más ordenada, la ropa planchada, las uñas cuidadas y he puesto algo de decoración navideña. La vida es una fiesta entre mi cumpleaños y Navidad. Hemos conseguido vencer a la oscuridad del invierno.
La foto del blog es de la mañana de año nuevo que pasé en San Petersburgo. Speculoos + polvorones = recuerdos de Francia + Navidad. Fue un viaje entrañable y no tan frío como pensaba. Además descubrí que en Rusia muchas cafeterías tienen juegos de mesa, como el Estar Café al que siempre había ido con mis amigos aquí en Madrid.
Quiero volver algún día y ver las noches blancas.
Hace varios años tenía un blog donde hablaba de mis inicios como profesora y de mis viajes y de mi año en Francia. Hoy ya soy treintañera y me gustaría seguir escribiendo. Las redes sociales han evolucionado desde entonces y también la vida de mis amigos y de la gente de mi edad. He visto que el estilo que usaba por aquel entonces para escribir no era tan original como pensaba, sino que era el de típica-veinteañera-universitaria-que-viaja-y-lee-o-eso-se-cree, así que ahora usaré el "stream of consciousness" y punto. Al fin y al cabo solo quiero reflejar lo que piensa una persona de mi edad y mis circunstancias en este lugar y en este momento. Si alguna vez este blog llega a ser comunidad me gustaría que fuera de apoyo, no de debate. La vida de la gente de mi edad ha evolucionado y estoy en una época en la que nos encontramos ante encrucijadas que marcarán el resto de nuestra vida.
Diciembre es un mes que siempre digo que no me gusta porque es frío, oscuro y los árboles ya han perdido sus hojas, pero extrañamente es un mes en el que siempre estoy tranquila y feliz (y un poco consumista; puede que eso contribuya a que esté tranquila y feliz). La casa está más ordenada, la ropa planchada, las uñas cuidadas y he puesto algo de decoración navideña. La vida es una fiesta entre mi cumpleaños y Navidad. Hemos conseguido vencer a la oscuridad del invierno.
La foto del blog es de la mañana de año nuevo que pasé en San Petersburgo. Speculoos + polvorones = recuerdos de Francia + Navidad. Fue un viaje entrañable y no tan frío como pensaba. Además descubrí que en Rusia muchas cafeterías tienen juegos de mesa, como el Estar Café al que siempre había ido con mis amigos aquí en Madrid.
Quiero volver algún día y ver las noches blancas.
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